martes, 5 de mayo de 2009

El sabor del miedo

Las manos te sudan. Respiras entrecortado tratando de hacer llegar el máximo aire a tus pulmones. Tranquilo. Mantén la calma. Pulso firme. Es un momento delicado. Eres consciente. Todo tiene que estar preparado o no funcionará. La presa volverá a escaparse y te has prometido que nunca más. Ésta tiene que ser la buena. Notas cómo te invade el instinto de caza. Los sentidos se te agudizan. Tu cuerpo se alerta secándote sin compasión el paladar. La sangre cabalga al galope por tus venas. Sientes como cada latido retumba en tu sien. Preparas la trampa y la camuflas. Con esmero, delicadeza y profesionalidad. Sin correr. Las prisas son malas consejeras. Ya te perdieron en otras ocasiones. Pero esta vez es distinto. Lo revisas una y otra vez para verificar que ni por asomo es detectable. Hasta lo obsesivo. Repites la misma rutina, cada paso, hasta la saciedad. Está perfecto. Esta vez estoy seguro. Esta vez es imposible que falle. De repente, la presa. Reconoces su mirada. Reconoces sus andares. Como si la cosa no fuera con ella. Se acerca a la trampa con total seguridad, sin miedos ni dudas. Recorre un camino que ya ha andado miles de veces con anterioridad. Es un terreno conocido para ella, habitual y familiar. Pero hoy hay algo distinto. Lo percibe. Observa con atención la trampa y la huele con interés. Puede que incluso con curiosidad. Está a punto de caer. Tensión palpable. Silencio. Pero entonces algo pasa. La ves retroceder y de su boca sale lo único que no querias oir. Categórico y rotundo: "Tiene verdura, no lo quiero". No puede ser. Ha vuelto a fallar. Maldices por lo bajo al que inventó el cuento de la nutrición infantil y le recorres el árbol genealógico por enésima vez. No hay manera humana de hacerles comer decente. Imposible cortarlas más pequeñas. Imposible ocultarlas más de lo que estaban escondidas. No me lo explico. Creo que huelen el miedo. Tiene que ser eso. No es cierto que las verduras no sepan a nada. Saben a fracaso. Y es un regusto que tardas en dejar de paladear.

1 comentario:

  1. Buenísimo...
    Y luego se da el cuento del anuncio de neveras... "pues te lo comerás mañana"! O las clásicas historias "así serás fuerte como Popeye"... pero los niños son más listos que el hambre... "anda que me lo va a dar mañana, lo voy a enterrar en la basura cuando no me vea" o "mamá! pero no te das cuenta que Popeye es un dibujo animado? dónde has visto un marinero con músculos en forma de martillo?"

    ResponderEliminar