sábado, 2 de mayo de 2009

La educación infantil ... de manual

Se nos va la olla. Lo llevamos todo al extremo y la culpa es nuestra. Nuestra y de nadie más. Pasamos de la completa desinformación que probablemente tenían nuestros padres y nuestros abuelos al punto en el que pretendemos criar a nuestros hijos tirando de manual. Todo tiene que ser perfecto, tenemos que ser padres modelos y los niños tienen que crecer protegidos por una burbuja hasta su mayoría de edad. No vaya a ser que nos salga un psicópata y nos puedan echar la culpa. O que no sea lo suficientemente rubio. Porque sus fracasos son nuestros fracasos. Que no se vayan a hacer daño. Que no se pongan enfermos ni se arañe su pulida superficie de porcelana. Porque no podremos presumir de ser los mejores padres. Ocultémosles tanto tiempo como podamos la realidad de una vida que después, inevitablemente, les zumbará en los morros y en el cielo de la boca con crudeza y total impunidad. Porque no nos engañemos, pasará. Como nos ha pasado y nos pasa a todos. Pero a ellos no los pillarán preparados. Al menos las primeras veces. Y no digo que toda esa cordillera de libros y manuales escritos sobre el tema de la paternidad y la educación infantil no sean útiles y necesarios. No, no es eso. Es que la grandeza del ser humano precisamente consiste en que todos somos diferentes y llenos de matices. E intentar criar a alguien con un libro de instrucciones hace que no trabajemos debidamente un sentido que, no por llamarse común, se manifiesta siempre en todos nosotros cuando es necesario. Cientos de generaciones anteriores pasaron sin estos dogmas y no les salió tan mal.
Porque es necesario que el niño se manche, juegue y se revuelque por el suelo, que no pasa nada. Es más, coge defensas. Y que intente cosas, se equivoque y fracase porque aprenderá que eso forma parte de la vida desde que naces hasta que mueres. Y aprenderá que no hay que hundirse si las cosas no salen bien a la primera. Porque no podemos detener el tiempo. No podemos cubrirlos eternamente con una coraza. No podemos evitar que sufran. Ni debemos. No existen fórmulas mágicas ni pociones que protejan. Para eso existe el cariño y el apoyo. Ese que se da de manera incondicional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario