viernes, 8 de mayo de 2009

Herencias

Que levanten la mano los que alguna vez hayan llevado coderas. No os corteis, no. Las rodilleras también valen, no os escondais. Está bien... si tu mano está levantada, bájala antes de que te empiecen a mirar mal. Unos mínimos de dignidad, hombre.... Tú tienes hermanos. Seguridad a un 90%. Porque uno no se ponía coderas por moda sino por muda. En concreto por falta de muda. Y lo más importante. Porque era ropa que habías heredado. Y es aquí cuando empezamos a meter el dedíco donde duele. Ese jersey, esa chaqueta o esa sudadera tenía más batallas y más historia que los griegos y los romanos juntos. Era de segunda mano, cuando no de tercera. Dependiendo del número de veces que se escoñara la tele en tu casa, de la frecuencia y del sexo (entiéndase hombre o mujer) de tus anteriores hermanos. Basándose en estas combinaciones el azar se reía de tí con más o menos crueldad y en tu cara. Segundo y a más de tres años de distancia igual pillas un poco, chaval. ¿Tercero y con un añito y poco de diferencia? Ya has pringao!! Olvídate de estrenar nada hasta los 21. Y lo poco que pueda caer de tu propiedad, escóndelo. Porque murphy, no contento con el negocio de las cervezas, se ceba con la lógica y las leyes universales y hace que la única camiseta que es tuya le guste también a todos tus hermanos. Vérsela puesta a alguno de ellos te revuelve el estómago y en lo más profundo de tus entrañas. Y ahí no se mete a lidiar ni la convención de Ginebra. Ni hablar. Os las arreglais solos y enterrais los cadáveres, que yo no los vea. Aquello era territorio comanche. Encima que tengo que llevar tu jersey con las coderas me quitas la mia. Encima que tengo que borrar en tus libros las soluciones escritas a lapiz te aguanto el desplante. Hasta aquí. Por encima de tu cadaver, majo!. No me provoques que te suicido. El que venga por detrás que se busque la vida. Y el último que cierre la puerta.

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